Discurso ante la Conferencia de Desarme, Junio de 2006


El Secretario General
Discurso ante la Conferencia de Desarme

Ginebra, 21 de junio de 2006

Señor Presidente,
Excelencias,
Señoras y Señores,

Es para mí un placer dirigirme a la Conferencia de Desarme.

El pasado mes, en la Universidad de Tokyo, hablé de la situación actual del régimen de no proliferación nuclear. Dije entonces que el mundo estaba en una encrucijada. Creo que la descripción se aplica con una claridad meridiana a este órgano, por lo que me gustaría aprovechar esta reunión de hoy para hacerles un llamamiento a ustedes y a través suyo a los gobiernos que representan.

Como miembros de la Conferencia de Desarme ustedes saben mejor que nadie que ante nosotros se abren dos caminos muy divergentes. Un camino, el camino de la participación activa, puede llevarnos a un mundo en que la tendencia a la proliferación de armas nucleares se limite y se invierta gracias a la confianza, el diálogo y el acuerdo negociado.

El otro nos conduce a un mundo en el que un creciente número de Estados se sienta obligado a dotarse de armas nucleares y en el que agentes no estatales adquieran los medios de practicar el terrorismo nuclear.

La comunidad internacional parece avanzar como un sonámbulo por el segundo camino, no por una decisión consciente sino más bien como consecuencia de errores de cálculo, de debates estériles y de la parálisis de los propios mecanismos multilaterales establecidos para crear confianza y resolver conflictos.

Pero, si hay algún grupo que tenga el poder colectivo de despertar al mundo ante tal peligro, es la Conferencia de Desarme, que desde hace muchos años sigue al frente de los esfuerzos mundiales por detener la multiplicación de las armas mortíferas. Y, si ha habido alguna vez un momento oportuno para salir del prolongado atolladero en que se encuentra su trabajo y asignar de nuevo prioridad al desarme en el programa internacional, es este momento, tras los dos fracasos muy recientes y sonados.

El año pasado, los gobiernos tuvieron dos oportunidades de reforzar la base del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares: la primera en la Conferencia de Examen, en mayo, y la segunda en la Cumbre Mundial, en septiembre. Fracasaron en las dos ocasiones. Este fracaso fue una siniestra señal, tanto de disminución del respeto a la autoridad del Tratado como de peligrosa ruptura en relación con una amenaza directa a la paz y la prosperidad.

En estos momentos convendría recordar lo que ha conseguido el Tratado. Ratificado de una forma casi universal, ha consolidado una norma contra la proliferación nuclear. Y ha contribuido a desmentir la famosa predicción del Presidente Kennedy de que por estas fechas habría 25 países o más dotados de armas nucleares. El éxito del Tratado sobre la no proliferación, el apoyo mundial de que disfruta y su capacidad de resistencia pasan con demasiada frecuencia desapercibidos.

Pero ello no debe impedirnos ver la crisis a que se enfrenta el Tratado: una crisis doble, de cumplimiento y de confianza. En la actualidad se pone en tela de juicio el contrato entre los Estados dotados de armas nucleares y el resto de la comunidad internacional, que constituye la base del Tratado sobre la no proliferación. Si bien se han realizado algunos progresos hacia el desarme, las armas nucleares en el mundo, muchas de ellas en alerta instantánea, se siguen contando por millares. Si queremos evitar la proliferación nuclear en cascada, necesitamos un gran esfuerzo internacional.

Es necesario llegar a un entendimiento común de las amenazas nucleares más inmediatas. El debate entre quienes insisten en el desarme antes de introducir nuevas medidas de no proliferación y los que sostienen lo contrario está llamado al fracaso. Debería ser evidente que ambas cosas son esenciales para la seguridad.

Debemos asignar menos valor a las armas nucleares. El Japón es un país que ha demostrado que la seguridad y la categoría no se corresponden con la posesión de armas nucleares. Sudáfrica destruyó su arsenal y se adhirió al Tratado. Belarús, Ucrania y Kazajstán renunciaron a las armas nucleares del anterior arsenal soviético y se unieron al Tratado de no proliferación. Y en fecha reciente Libia ha abandonado sus programas de armas químicas y nucleares. Insto a otros países a que se resistan al imaginario atractivo de las armas nucleares.

También debemos resolver dos situaciones concretas. El estancamiento que afecta a la Península de Corea resulta especialmente decepcionante después del acuerdo alcanzado el mes de septiembre pasado en las conversaciones entre las seis partes, que incluía un conjunto de principios para desnuclearizar la Península. Espero que los dirigentes de la República Popular Democrática de Corea atiendan a lo que les está diciendo el mundo y procuren no complicar todavía más la situación de la Península.

El Irán, por su parte, debe permitir que el OIEA asegure al mundo que el carácter de sus actividades nucleares es exclusivamente pacífico. En ambos casos necesitamos soluciones que no sólo sean pacíficas sino que fortalezcan la integridad del Tratado sobre la no proliferación.

Ha quedado demostrado que el Tratado sobre la no proliferación es un instrumento eficaz. Es un logro que vale la pena consolidar. Y la Conferencia de Desarme tiene una función esencial que desempeñar en este esfuerzo.

La Conferencia y sus predecesores han registrado algunos éxitos verdaderamente importantes. De hecho, la arquitectura de la seguridad mundial descansa en los principales tratados sobre las armas de destrucción en masa negociados por este órgano. Pero el último de esos éxitos —el Tratado de prohibición completa de los ensayos— data de hace nueve años, y todavía no ha entrado en vigor. Insto una vez más a los Estados cuya ratificación todavía es necesaria a que actúen con la mayor prontitud posible.

Desde entonces la Conferencia no ha dado fruto alguno. Así, a las dos crisis que mencioné anteriormente añadiría una tercera: el punto muerto en que se encuentra la propia Conferencia.

Pero en ninguno de tales momentos ha habido falta de ideas o de esfuerzos destinados a reconsiderar los problemas actuales de seguridad y hallar la forma de superarlos.

El reciente informe de la Comisión Independiente presidida por Hans Blix merece la seria atención de la comunidad internacional. Este mismo año, el Grupo de expertos gubernamentales de las Naciones Unidas sobre la verificación, presidido por John Barrett, del Canadá, presentará su informe a la Asamblea General. Me congratulo de la labor que se realiza en el marco de la iniciativa de siete países dirigida por Noruega. Y mi propia Junta Consultiva en Asuntos de Desarme, presidida por el Profesor Joy Ogwu, de Nigeria, se reúne aquí en Ginebra esta semana. Debemos recoger juntos los frutos de estos esfuerzos separados para maximizar su impacto.

Me complace advertir que esta Conferencia parece mucho más dispuesta que en años anteriores a hacer una aportación. Se tiene la sensación de que está cobrando un nuevo impulso.

Por primera vez en un decenio trabajan ustedes con un programa convenido, con el resultado de que se han estructurado los debates sobre las cuestiones fundamentales. Los científicos y los expertos desempeñan un activo papel. Sus reuniones son más intensas y mucho más frecuentes, gracias a la continuidad y coherencia forjadas por los sucesivos presidentes de la Conferencia. Y ustedes se han esforzado particularmente por reflejar las preocupaciones de todos los Estados en materia de seguridad.

Sé que tienen ustedes propuestas e ideas presentadas por China y la Federación de Rusia para prevenir el emplazamiento de armas en el espacio ultraterrestre.

También van ustedes a examinar los elementos de un instrumento innovador para detener la producción de materiales fisionables para la fabricación de armas. Ayer, el Presidente Bush presentó tres importantes instrumentos para su ratificación por el Congreso de los Estados Unidos. La presentación de propuestas concretas sobre este tema por los Estados Unidos es un indicio prometedor al que doy la bienvenida. Podría también contribuir a reforzar el Tratado sobre la no proliferación.

Espero que estos pasos representen el comienzo de un nuevo período de productividad. Ha llegado el momento de que este órgano negociador deje de ocuparse de las vinculaciones que han dominado sus planteamientos de los últimos años y que tantos recursos han consumido e inicie un trabajo sustantivo. Me doy plena cuenta de las dificultades que se alzan ante ustedes al resolver diferencias persistentes, especialmente en materia de desarme nuclear y garantías negativas de seguridad. Sin embargo, esas dificultades resultan insignificantes si se comparan con los enormes desafíos con que se enfrenta la comunidad mundial en la esfera más amplia de la no proliferación, el desarme y el control de armamentos.

Para terminar, permítanme poner de relieve el telón de fondo de su trabajo. Las Naciones Unidas del siglo XXI están decididas a seguir avanzando simultáneamente en tres frentes: la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Los tres frentes están íntimamente relacionados: dependen unos de otros y se refuerzan mutuamente.

Con tal fin, los Estados Miembros han creado el Consejo de Derechos Humanos, que ha iniciado sus trabajos esta semana, en otro lugar de este mismo palacio, para dar un nuevo principio a nuestra labor en pro de la dignidad humana. Los dirigentes de todo el mundo han hecho suyos los objetivos de desarrollo del Milenio como camino seguro hacia un mundo más justo y próspero. A ustedes corresponde asumir la parte de esa misión relacionada con la seguridad y contribuir a que las políticas de seguridad hagan realmente al mundo más seguro y más pacífico y no amenacen a sociedades enteras con la aniquilación sino que pongan los derechos humanos y el desarrollo más al alcance de todos.

Por ello les exhorto a que dejen de lado sus diferencias y sus repetidos argumentos y encaren la tarea. Ya es tarde, la opción es clara. Con voluntad política, esta Conferencia puede recuperar el lugar que le corresponde y generar beneficios tangibles que conformen el curso de la historia.

Muchas gracias.

57th International Astronautical Congress (IAC) 2006

Congreso Internacional de Astronautica 2006,
Ciudad de las Artes y las Ciencias,
Valencia, Spain.



VALENCIA CAPITAL DEL ESPACIO 2006
La Comunidad Valenciana está más cerca del Universo porque su capital será la sede del próximo 57 International Astronautical Congress (IAC) en 2006.

La Federación Internacional de Astronáutica (IAF) ha elegido la capital mediterránea para reunir a las industrias y asociaciones del sector aeroespacial, las agencias espaciales y los centros de investigación punteros de la astronáutica en su encuentro anual. Miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA), NASA, JAXA, Boeing, EADS-Airbus, Mitsubishi... se darán cita en la Ciudad de las Artes y las Ciencias entre el 2 y 6 de octubre próximo para presentar los últimos avances y discutir y decidir futuras acciones en el apasionante mundo del espacio. La ONU/OOSA, la Academia Internacional de Astronáutica (IAA) y el Instituto de Leyes Espaciales (IISL) celebrarán también sus encuentros específicos, y además podremos disfrutar durante toda esa semana de una espectacular exposición aeroespacial. Para celebrar este acontecimiento, el Comité Organizador Local con la participación de numerosas instituciones públicas y privadas de nuestra ciudad presenta este programa de actividades culturales en el que grandes y pequeños estamos invitados a participar: conferencias, cine, exposiciones, conciertos y actividades musicales... un programa inspirado por un objetivo acorde con el lema de este encuentro anual de la astronáutica: "El espacio, más cerca de ti"

NPAE - No Proliferación de Armas en el Espacio:

Estamos preparando un evento acerca de la importancia del Tratado para la Preservación del Espacio y las diversas alternativas económicas y de seguridad frente a la actual solvente industria de la guerra. Nuestra visión es la de transformar la industria de la guerra, mediante una nueva pieza de legislación que está lista ya para ser firmada y ratificada por al menos cinco miembros de las Naciones Unidas para así, no sólo prohibir las armas en el espacio sino para impulsar un nuevo abanico de posibilidades, productos y servicios; creando miles de nuevos puestos de trabajo en nuevos proyectos en pro de la humanidad.

Nos encontramos en el momento adecuado en la historia para detener la carrera armamentística en el espacio ya que todavía no existen satélites en órbita que porten armas operativas. Los sistemas de satélites, actualmente llevan a cabo tareas de comunicaciones, de navegación y de reconocimiento del planeta. Tres cuartas partes de los casi 3000 satélites que se encuentran hoy en órbita, pertenecen a proyectos militares y fueron desarrollados y lanzados desde plataformas militares.

Es importante tener presente que dicha legislación no pretende desechar dichas tecnologías existentes, sino de utilizar estas mismas infraestructuras para desarrollar proyectos de reconocimiento como por ejemplo, de las cosechas, seguimiento de grandes movimientos de población, seguimiento de los recursos como el del agua...etc.

Dicha iniciativa, supone un "puerta grande" para un escenario de paz global. Un nuevo conjunto económico para una nueva era espacial basado en la cooperación internacional.
Porque podemos alcanzar la paz en la Tierra, preservando la paz en el espacio.
...


Ian T. Cruz
Director de Proyectos Especiales
NPAE-No Proliferación de Armas en el Espacio
Instituto para la Cooperación en el Espacio.

Human & Science Research Org.
Compte d' Urgell, 243. 2º
08036 - Barcelona, Spain.

Tel.: +34.676.013.515
Fax: +34.934.154.606
Email: ian@pazenelespacio.org

Institute for Cooperation in Space
ICIS: www.peaceinspace.com
Campaign: www.peaceinspace.org
NPAE - Campaign in Spain: www.pazenelespacio.org

Intervención del Viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia en Chile:

Intervención del Viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia en Chile, Gueorgui Mamedov en la Conferencia Internacional "El Espacio sin armas – arena de colaboración pacífica en el siglo XXI"

(Simposio contra la carrera armamentista en el Espacio)
11 de abril del 2001

Quiero agradecer a los organizadores de esta Conferencia Internacional el haberme proporcionado la posibilidad de abrir los trabajos del Simposio, dedicado a las cuestiones de prevención de la carrera armamentista en el espacio.

Estamos sinceramente agradecidos a todos los que aceptaron la iniciativa del Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin expuesta en la Cumbre del milenio de la ONU en septiembre del año pasado y ha venido a Moscú para participar en nuestro foro.

Debemos denotar con satisfacción el carácter representativo y amplio de la Conferencia. Participan en ella enviados de numerosos países, representantes de los órganos directivos de la ONU, de una serie de organizaciones internacionales, jefes de agencias espaciales, distinguidos diplomáticos, especialistas, científicos, cosmonautas, creadores de los equipos espaciales, hombres de negocios.

La Conferencia no es un foro de negociaciones. Pero tampoco es un evento puramente académico. Consideramos que sus participantes realizarán una discusión intensa y libre, una especie de "ataque de cerebros", la que podrá ayudar a comprender mejor la esencia de los problemas que preocupan a toda la comunidad internacional estimulando la búsqueda de soluciones.

Nuestro encuentro en Moscú es especialmente significativo. Tiene lugar ante el 40 aniversario del primer vuelo del hombre en el espacio. Se trata de un jubileo – un buen motivo para, no sólo echar una mirada atrás y ver el camino recorrido por las potencias espaciales, sino para meditar sobre los derroteros que deberá seguir la investigación y desarrollo técnico en la conquista del espacio, y qué tendencias prevalecerán en la política de los países que disponen de potencial espacial o que están interesados en su creación.

En su mensaje de saludo a los participantes de nuestra Conferencia el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin indica que toda la experiencia internacional de actividad en el espacio confirma la necesidad de acercamientos cuidadosos y responsables en la explotación del espacio. Estamos obligados a preservar, mediante esfuerzos aunados, su carácter pacífico tanto para nosotros como para las futuras generaciones. Siendo pioneros en el espacio, Rusia ha hecho su elección a favor de un espacio sin armas. Ello ha sido confirmado hoy mismo por la declaración concreta del Presidente de Rusia sobre la disposición a pasar ya hoy y junto con otros países a los pasos prácticos en la elaboración de medidas destinadas a impedir la carrera armamentista en el espacio.

En efecto, hablando de las perspectivas espaciales para el siglo XXI, no podemos cerrar los ojos ante el que las posibilidades científico-tecnológicas de varios países se acercan en la actualidad a niveles que les permiten realizar programas militares de preparación de la realización de las "guerras estelares". No es preciso detenerse en los aspectos específicos de tales programas – estos son bien conocidos por los especialistas. Sólo quiero subrayar que Rusia no puede estar de acuerdo con los razonamientos de que las "guerras estelares", independientemente de cómo se argumente la necesidad de prepararse para ellas, son "fatalmente inevitables" supuestamente engendradas por el progreso tecnológico y por la lógica del desarrollo político del Mundo actual. Estamos convencidos de que las aspiraciones a ir hacia la llamada "weapon-ización" del espacio son incompatibles con la esencia del concepto de estabilidad estratégica. Su realización significaría no sólo una ampliación de las esferas de competencia militar, sino también un avance cualitativo considerable capaz de amenazar con consecuencias impredecibles.

Rusia dice hoy "no" a la colocación de armas en el espacio no sólo porque queremos evitar una nueva e inútil carrera tecnológico-militar. Tras sobrellevar el desgaste económico colosal de la "guerra fría" y la confrontación global, estamos en contra del regreso a los tiempos del desenfreno en la desviación de medios y recursos colosales para fines incompatibles con las necesidades reales de nuestro pueblo y de toda la humanidad.

Claro está que el espacio "militarizado" tendría razón de ser en la medida en que sirviera a los fines de mantenimiento y fortalecimiento de la estabilidad estratégica y se utilizara, ante todo, como instrumento para la disminución de los riesgos de una guerra nuclear, del control sobre el cumplimiento de los acuerdos en el campo del desarme y demás. Pero ello no significa que la actividad militar en el espacio deba apoyarse sobre una lógica de confrontación militar y de su uso con el fin de lograr superioridad militar en la Tierra.

¿Es realista hoy, en las condiciones actuales, la esperanza de una solución exitosa del problema de impedir la puesta de armas en el espacio? Para contestar a esa pregunta vamos a recordar que hasta durante el periodo de la confrontación entre Oriente y Occidente la comunidad internacional lograba alcanzar resultados importantes para frenar las tendencias más peligrosas de la militarización del espacio. Así el Tratado de 1963 prohibiendo las pruebas de armas nucleares en los tres medios impuso un "Veto" a tales pruebas en el espacio. El Tratado de 1967 sobre los principios de actividades de los Estados en la investigación en el espacio prohibió la colocación de todos los tipos de armamentos de exterminio masivo en el espacio y en los cuerpos celestes. Fue delimitada una importante esfera de prohibiciones en la Convención de 1977 sobre la prohibición del uso militar o de otra índole agresiva de los medios de influencia sobre el medio ambiente incluyendo el espacio.

Sigue cumpliendo una papel de importancia exclusiva el Tratado entre la URSS y los EE.UU. de 1972 sobre la limitación de los sistemas de defensa antimisiles. Las dos potencias se comprometieron en ese Tratado, en particular, a "no crear, no utilizar y no desplegar sistemas o componentes de la DAM... basados en el espacio", así como a "no crear obstáculos a los medios técnicos de control nacionales de la otra parte".

Son bien conocidas las iniciativas unilaterales de nuestro país. En 1983 nos comprometimos a no lanzar los primeros al espacio cualquier tipo de armas contra los satélites, o sea, introdujimos un moratorio unilateral a tales lanzamientos para todo el tiempo durante el cual otros Estados como los EE.UU. se abstuvieran de lanzar al espacio armas antisatélite de cualquier tipo.

De esa manera, gracias a los esfuerzos conjuntos y a la cordura hasta en aquellos años complicados se logró crear determinado sistema legal internacional, aunque sea imperfecto, que redujera considerablemente la esfera de posible utilización militar del espacio. Fueron introducidas normas que prohibían la colocación en el espacio de diversos tipos de armas (AEM y sistemas DAM), excluyendo de la esfera de actividades espaciales militares determinadas zonas (cuerpos celestes), que establecieran prohibiciones a la influencia enemistosa sobre el medio ambiente, así como que determinaran la procedencia de algunos tipos de actividades militares en el espacio, justificados desde el punto de vista de la proporción de una seguridad global. Otra cosa es que esas normas siguen dejando fuera de la esfera de limitaciones, de prohibiciones y de regulado un gran estrato de actividades militares espaciales, y ante todo las cuestiones de lanzamiento de armas al espacio, del uso de tales armas en el espacio y desde el espacio.

Claro está que las perspectivas de preservación del espacio extraterrestre de la colocación de cualquier tipo de armas, su mantenimiento abierto para las investigaciones no peligrosas y su aprovechamiento dependerán con mucho de qué tan activos y consecuentes sean los esfuerzos en esa dirección. Existen los ánimos correspondientes en esa dirección en la comunidad internacional. La Resolución de la Asamblea General de la ONU 55/32 "El impedimento de la carrera armamentista en el espacio extraterrestre" fue aprobada en noviembre del años pasado por 163 Estados. Nadie votó en contra. De ello se puede deducir que en el Mundo se ha formado de hecho un consenso respecto a esa tarea. Estamos convencidos de que ha madurado la necesidad de pasar esos ánimos políticos a un plano de un proceso de negociado multilateral. Rusia está dispuesta a iniciar las labores de negociado intensivo en la Conferencia sobre el Desarme en Ginebra.

Aprovecho la ocasión para intercambiar algunas ideas sobre los elementos básicos posibles de un acuerdo multilateral de prohibición de las armas espaciales. Opinamos que éste podría prever los siguientes conceptos:

- el uso del espacio de acuerdo con el derecho internacional y el interés en el mantenimiento de la paz y seguridad, del desarrollo de la colaboración internacional;

- comprometerse a no poner en órbita terrestre cualquier objeto con cualquier tipo de armas, no poner tales armas en los cuerpos celestes y no colocar tales armas en el espacio extraterrestre de cualquier otra forma;

- comprometerse a no recurrir al uso de la fuerza o a amenazar con su uso respecto a los objetivos espaciales;

- establecer un mecanismo de control del cumplimiento de los acuerdos basado en medidas de confianza y transparencia de las actividades espaciales, incluyendo la puesta a disposición con la debida antelación de la información sobre los lanzamientos de objetos espaciales, la visita de los lugares de lanzamiento de los objetos espaciales, y un régimen de consultas para la solución de las situaciones que carezcan de claridad y la creación del órgano internacional correspondiente para el funcionamiento de este mecanismo.

El tercer milenio, sin duda, abrirá nuevas posibilidades para el aprovechamiento del espacio, posiblemente impredecibles hasta para la más rica imaginación.

Quiero expresar mi firme convicción de que éstas serán realizadas para bien de la humanidad, de la seguridad internacional y la colaboración, en interés del desarrollo sostenido de toda la humanidad.

Declaración conjunta: Hugo Chávez y Vladimir Putin

Declaración conjunta:
Hugo Chávez y Vladimir Putin

Moscú, lunes 14 de mayo de 2001

Los Presidentes de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y de la Federación de Rusia, Vladimir Putin,

Reafirmando su compromiso con el espíritu y los principios de las relaciones consagradas en el Tratado de amistad y cooperación entre la República de Venezuela y la Federación de Rusia del 24 de mayo de 1996
Resueltos a promover el establecimiento de un equilibrado y multidimensional sistema de relaciones internacionales en el siglo XXI, basado en la estricta observancia de la Carta de la ONU, y de los principios y normas del Derecho Internacional,
Deseosos de fomentar la interacción y profundizar la confianza y el diálogo sobre la problemática internacional y regional, y lograr una coordinación más estrecha de gestión en el marco de la ONU y otras organizaciones de carácter universal y regional en aras de consolidar la paz y la seguridad internacional.
Declaran:

1. Los dos Presidentes deciden desarrollar y diversificar el diálogo político entre Venezuela y Rusia, y procurarán elevar por todos los medios el grado de confianza, comprensión recíproca y condición de socios entre ambas naciones.

2. Ambos Presidente acuerdan emprender conjuntamente esfuerzos para formar un nuevo orden mundial multipolar y no coercitivo, basado en los principios de la no ingerencia en los asuntos internos, equidad e igualdad soberana de los Estados, arreglo pacífico de las controversias, abstención del uso de la fuerza o amenaza de emplearla, la integridad territorial e independencia política de los Estados.

Concientes de la responsabilidad de respetar y defender los principios de la dignidad humana, la igualdad y la equidad en las relaciones internacionales, reiteran su rechazo al enfoque que se pretende dar a las denominadas operaciones de intervención humanitaria.

Por ello ambos Mandatarios ratifican el respeto irrestricto a la soberanía de los Estados y el apoyo a la cooperación internacional como la vía para solucionar los problemas de carácter económico, social, cultural o humanitarios, de acuerdo con los principios y propósitos contenidos en el artículo 1 de la Carta de las naciones Unidas.

3. Los dos Presidentes coinciden en su voluntad de contribuir a la consolidación del papel de las Naciones Unidas como el mecanismo universal para garantizar la paz y seguridad, eje del sistema de las relaciones internacionales actuales.

En este sentido, continuarán la labor para aumentar la eficacia del funcionamiento de la Organización y de su ulterior adaptación a las nuevas realidades mundiales y los retos del siglo XXI en el marco de la globalización.

4. Deciden contribuir a la profundización del diálogo entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, en particular, mediante la ampliación de los contactos entre el Grupo de los Ocho y el Grupo de los 15. 5.

Los Presidentes se pronuncian a favor del fortalecimiento del proceso del desarme, que tome en cuenta la vigencia y el cumplimiento riguroso de los acuerdos internacionales existentes en este campo, entre otros, del tratado ABM.

Los resultados de la Sexta Conferencia de Revisión del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares son un estímulo para dinamizar el proceso de desarme, el control de armamentos y la no proliferación nuclear en todos sus aspectos mediante la adopción y aplicación de medidas concretas, y la negociación de instrumentos jurídicos multilaterales y bilaterales que coadyuven al logro de la paz y la seguridad internacionales.

Los mandatarios respaldan los esfuerzos encaminados a reforzar el control sobre la no proliferación de misiles y expresan su disposición de emprender pasos prácticos en esta área, incluidas las medidas previstas por el sistema global de control sobre la no proliferación de misiles y tecnologías misilísticas.

Subrayan la importancia de elaborar un instrumento jurídico internacional que bloquee todos los canales para el despliegue de armas en el espacio cósmico y de su uso como teatro de operaciones castrense.

6. Los presidentes reiteran su voluntad de participar activamente en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos, cuyos resultados constituirán el inicio de un proceso que permita abordar esta problemática de manera integral que tome en consideración las necesidades y experiencias específicas de las distintas regiones, subregiones y países.

En este sentido, acuerdan coordinar esfuerzos para ejercer un estricto control sobre la comercialización de armas convencionales y el combate al tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos.

7. Ambos Mandatarios deciden hacer todo lo posible para afianzar la cooperación a nivel bilateral y multilateral en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y delitos conexos, crimen organizado trasnacional y la legitimación de capitales producto de estos delitos.

Los Presidentes, reiteran su preocupación frente al flagelo de las drogas el cual es una amenaza para las naciones del mundo, por lo que suman sus esfuerzos bilaterales para combatir este delito, mediante una acción concertada entre las dos naciones.

Como países firmantes de las tres Convenciones de las Naciones Unidas para luchar contra el problema mundial de las drogas y sus delitos conexos, Venezuela y Rusia, están convencidos que sólo a través de la cooperación internacional, regional y bilateral se alcanzarán progresos, con base en el principio de la responsabilidad compartida y el enfoque integral y equilibrado.

Asimismo se felicitan por la concreción del acuerdo de cooperación en la lucha contra el tráfico ilícito y el uso indebido de estupefacientes y sustancias psicotrópicas que permitirán aunar esfuerzos para combatir este flagelo.

Los dos Mandatarios coinciden en rechazar el terrorismo en todas sus manifestaciones, y respaldan la aplicación de medidas eficientes compartibles con el Derecho Internacional, que estén dirigidas a prevenir y acabar con este crimen.

8. El Presidente de la Federación de Rusia saluda los esfuerzos del Gobierno venezolano en el fortalecimiento y afirmación de las relaciones entre los Estados de América Latina y el Caribe, así como los procesos de integración regionales y subregionales.

Igualmente, celebra su participación en el ámbito internacional en el sentido de asegurar un mayor equilibrio e independencia en la solución de cuestiones vitales en el continente.

9. Los Presidentes al condenar el embargo económico, comercial y financiero al que está sometido Cuba desde hace más de cuarenta años, hacen un llamado a su levantamiento inmediato.

Venezuela y Rusia reiteran su compromiso de fortalecer sus relaciones con Cuba, sobre la base del respeto, la confianza y la independencia, y reafirman su voluntad de promover la integración de ese país a los esquemas de desarrollo del continente americano.

10. Ambos Presidente decidieron propiciar el diálogo y la integración en el ámbito económico y comercial. Coinciden en actuar conjuntamente en pro de un nuevo orden económico internacional más justo y equitativo.

El Presidente de Venezuela expresa su apoyo a los esfuerzos de la Federación de Rusia para lograr su adhesión a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

11. Ambos Mandatarios expresan su satisfacción por el inicio de un programa de cooperación entre Rusia y la Comunidad Andina de Naciones cuya presidencia está siendo ejercida actualmente por Venezuela .

Asimismo, están convencidos que la firma del Protocolo para el establecimiento de un Mecanismo de Diálogo Político y Cooperación entre la Comunidad Andina de Naciones y la Federación de Rusia contribuirá a fortalecer los vínculos entre ellas.

Declaran su intención de respaldar la firma del Convenio entre la Federación de Rusia y la Comunidad Andina de Naciones en materia de comercio e inversiones así como impulsar los contactos entre la Federación de Rusia y la Corporación Andina de Fomento.

12. Expresan su interés en intensificar la colaboración en la esfera de las industrias petrolera, petroquímica y de gas, la coordinación de esfuerzos para asegurar la estabilidad del mercado energético mundial. En este sentido, promoverán el diálogo entre los Estados miembros de la Opep y los productores independientes.

13. Manifiestan su disposición de buscar nuevas formas y vías de cooperación económico-comercial para contribuir a estrechar los vínculos y contactos directos entre los círculos empresariales de Venezuela y Rusia.

Emprenderán esfuerzos adicionales para fomentar los lazos culturales, deportivos, científico-tecnológicos y de negocios entre las regiones de nuestros Estados.

14. Subrayan con satisfacción la considerable ampliación de la base jurídica de las relaciones bilaterales. Están convencidos de que los convenios de cooperación firmados en el transcurso de la visita permitirán profundizar y ampliar considerablemente el espectro de los lazos entre Venezuela y Rusia, y a elevar a un nuevo nivel la colaboración práctica en nuestros Estados en distintas esferas.

En este sentido instruyeron a sus respectivos Ministros para que continúen las negociaciones de los Acuerdos pendientes, con miras a su pronta firma.

15. El Presidente de Venezuela, al tiempo de expresar su agradecimiento por las cordiales atenciones que le fueron dispensadas por el pueblo y el Gobierno ruso, invitó al Presidente de la Federación de Rusia a visitar Venezuela, invitación que fue aceptada con especial complacencia.

Suscrito en la ciudad de Moscú a los 14 días del mes de mayo de 2001, en dos ejemplares originales en idioma español y ruso, siendo ambos textos igualmente auténticos.

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La Militarización del Espacio Antecedentes que lo Motivaron

Document created: 12 December 02
Air & Space Power Journal - Español Cuarto Trimestre 2002

Mayor Howard D. Belote, USAF*

*Quisiera agradecerle a tres membros actuales y pasados de la Escuela de Estudios Avanzados de la Fuerza Aérea por su ayuda crítica al iniciar este artículo: Teniente Coronel Roy F. Houchin II, quien igualmente sugirió el formato de presentación, Dr. Harold R. Winton, y Dr. David R. Mets.

AL FINALIZAR los años 50, el Presidente Dwight D. Eisenhower condujo a los Estados Unidos hacia una política espacial con principios todavía vigentes. A pesar de la protesta general en contra de la Unión Soviética debido al lanzamiento del satélite Sputnik I, el Presidente Eisenhower trazó un programa espacial que llevó a la nación al liderazgo de lo que más anhelaba, la información, mientras limitaba los gastos de gobierno y preservaba el control civil de los intereses nacionales. Admitiendo, “ante todo, que el espacio estaba siendo espiado, no porque los Estados Unidos fuera una nación agresiva sino porque la Unión Soviética tendía a ocultar cosas,” el Presidente elaboró “una política estratégica sutil en su concepto y delicada en su ejecución. De esta manera, los Estados Unidos se presentaron como los campeones de ‘la libertad del espacio’, ... ‘el espacio para la paz’ y ‘el espacio para toda la humanidad’, una imagen que en la política americana era consecuente, por un lado, con el idealismo tradicional del respeto por las reglas y la ley y, por el otro, con el prestigio, en un contexto de Guerra Fría”1. Sencillamente, el Presidente Eisenhower creía profundamente que el espacio sin armas era lo mejor para los intereses de la nación.

Sin embargo y, casi de inmediato, la creciente Fuerza Aérea comenzó a buscar otros caminos para expandir sus prerrogativas institucionales en el nuevo medio. Aunque algo prematuro como para hacerse a un lugar en este tema espacial, enfocado principalmente en el hallazgo de salidas, en medio del complejo tema de las leyes internacionales y de los límites de soberanía del espacio2, la Fuerza Aérea desarrolló algunos proyectos no muy acordes con las ideas de sus líderes políticos. En realidad, la Fuerza Aérea trabajó simultáneamente en dos frentes: la investigación y el desarrollo espacial y, entre ellos, el programa de vigilancia espacial Dyan-Soar, cancelado por el entonces Secretario de Defensa Robert S. McNamara y, otros que posteriormente se utilizaron en el proyecto de la militarización del espacio.3

Lo anterior no significa que todos los militares estén a favor de un despliegue de armas en el espacio. Para la Fuerza Aérea, el debate espacial sigue vivo y candente según lo corroboran las páginas de su revista oficial. Así, artículos tales como Primavera 1999 Airpower Journal escritos por el General Thomas Moorman, el Mayor Shawn Rife y el Senador Bob Smith muestran que el tema es de permanente actualidad.4 Un pequeño pero bien ilustrado ejemplo de este debate es la serie de cinco artículos publicados entre los años 1968 y 1998 en Airpower Journal y su predecesor, Air University Review, que muestran los argumentos de los que están a favor y en contra de la militarización del espacio, al mismo tiempo que se constituyen en soporte histórico para la continuidad del debate. El contexto en el cual fueron escritos estos artículos, sus temas comunes y sus respectivos argumentos de fortaleza y de debilidad sugieren una política espacial, viable para todos, en un futuro cercano.

Primeros Pasos
Hacia la Militarización

A finales de 1968, el Mayor General Oris B. Johnson, Comandante de la 9ª División de la Defensa del Espacio Aéreo, escribió un artículo que ayudó a abrir las puertas a los partidiarios de la militarización. En el artículo: “El Espacio: Hoy en día, la Primera Línea de Defensa”, el General Johnson enfatiza sobre “la continuidad del espacio aéreo intermedio” y la inevitable naturaleza de esta Fuerza Aérea de crecer en el espacio y afirma que “física y conceptualmente la expansión de este sistema militar, más allá de la baja atmósfera, se ha tornado natural y evolucionista”. Seguidamente, el General hace una declaración que podría tener eco en el debate espacial durante unos 20 años más: “Los sucesos soviéticos en el ámbito espacial, acompañados de la intención de dictar las reglas al mundo, no dejan lugar para la complacencia. Mientras nuestro deseo de utilización del espacio es tan solo con fines pacíficos, los soviéticos, en cambio, están profundamente comprometidos con su programa espacial, motivados con fines militares”6.

Aunque el General Johnson reconoce que el objetivo de los Estados Unidos es la paz en el espacio, él se apoya, sin embargo, en los ensayos soviéticos de bombardeo fraccionario orbitacional y en el sistema de misiles antibalísticos para argumentar que “la necesidad de un eficiente sistema defensivo del espacio es obvio y urgente”.7

Después de enfatizar sobre la amenaza del “Oso Soviético”, el General Johnson traza las bases de la defensa del espacio aéreo. El describe las cuatro funciones: detección, identificación, intercepción y destrucción, y explica cómo aplicarlas en la defensa contra los misiles balísticos intercontinentales y en la defensa del espacio.

Concerniente a los misiles balísticos, el General Johnson anota el cómo y el por qué de una rápida detección y hace después un análisis de las dificultades técnicas como la aceleración, la trayectoria y la fase de intercepción de dichos misiles. Reconoce la importancia de esos problemas y propone un sistema operacional anti-misil al comienzo de los años 1970.8 Finalmente, hace la descripción de la capacidad de la nación para rastrear objetos en el espacio como único medio de defensa del espacio aéreo, en ese entonces.

Preocupado por la brecha que representaba esta defensa, el General Johnson concluye que la estrategia nacional “depende antes que todo de la capacidad de las fuerzas estrátegicas de sobrevivir y reaccionar” y que por lo tanto “la nación que primero despliegue un sistema efectivo de defensa del espacio tiene la ventaja militar”.9

Sin embargo, desconociendo, tal vez, las restricciones políticas concernientes a las armas espaciales, él hace un llamado explícito a la militarización del espacio. Aunque a favor de “un despligue de armas de defensa contra la amenaza existente del espacio tan rápido como sea factible”, él cita algunos requerimientos explícitos limitados a la detección, seguimiento e identificación, pero no al sistema de destrucción.10 El General evita referirse a la política del espacio neutral pero señala el camino a los seguidores de una militarización.

Abogando a Favor

En la década de los años 70, reflejando, tal vez, el cansancio de la guerra del Vietnam o el idealismo de la Administración Carter, Air University Review publicó unos pocos artículos sobre la militarización del espacio. Sin embargo, en la década de los años 80, en el marco de la Guerra Fría, la revista renovó el debate con intensidad, debido a la retórica del “imperio del mal” y al temor generalizado de una guerra nuclear.11 Uno de los primeros autores que recogió la amenaza, basada en los razonamientos del General Johnson, fue el Mayor Steven E. Cady, Oficial del bombardero nuclear B-52 y autor del artículo “Despliegue de Armas en el Espacio: Una Realidad que Debemos Confrontar.”12 El Mayor Cady comienza con algunos estimativos provenientes de la Oficina de Evaluaciones Tecnológicas, diciendo que entre 70 y 160 millones de muertes sería el resultado preliminar de un ataque nuclear, con otros millones más por morir, posteriormente. Él combina esta visión con la siguiente alerta “el poder de la nación derivado de su arsenal militar y nuclear es menor al que cree poseer el Ejército de los Estados Unidos”. Debido a factores políticos de organización y de conducta, el Mayor Cady sostiene que “la percepción de los soviéticos sobre el poder disuasivo de los Estados Unidos es inferior al de muchos líderes de la nación”.13 Para terminar la descripción de esta amenaza el Major Cady menciona una lista de los logros soviéticos, demostrando que “los Estados Unidos, en tierra, mar y aire, han dejado de ser la nación más poderosa del mundo y, que en términos de capacidad de armamentos del espacio, los soviéticos están a la delantera y, parecen continuar con ese liderazgo por varios años más”.14

Afortunadamente para quienes se muestran impresionados por esta nota alarmista, el Mayor Cady presenta el remedio para esta situación: “partículas de rayos láser disparadas desde satélites orbitales con miras a destruir objetivos en tierra, satélites o misiles enemigos situados a cientos de millas de distancia, justamente después de su lanzamiento”. Haciendo claridad sobre el aspecto erróneo de la clásica teoría de la disuación, el Mayor Cady argumenta que estas armas energéticas ofrecen un potencial importante para restaurar el poder disuasivo de la nación.15 Hace referencia a algunas preguntas sobre la legalidad del proyecto con la observación de que “esas preocupaciones cosméticas de la ley son únicamente apropiadas para un mundo utópico” a la vez que admite que el despliegue de tales armas podría ser difícil y costoso.16 El cree, sin embargo, que tal despliegue no conduciría a una carrera armamentista ya que “el historial de la Unión Soviética en su política extranjera y militar es más bien cautelosa” y, según él, es razonable pensar más bien que los soviéticos actuarían de una manera muy prudente si los Estados Unidos optasen por esas armas energéticas; aún más, concluye el Mayor Cady afirmando que “los soviéticos podrían fácilmente llevar la delantera en el desarrollo de tal sistema y, en este caso, le convendría a los Estados Unidos establecer una paridad de fuerzas”. De ahí, se deduce, que los Estados Unidos de América “no tienen otra alternativa más que la de optar por este programa de urgencia nacional, el cual iría más allá del proyecto Manhattan”.17

En resumen, el Mayor Cady apoya la entonces aceptada pero ahora desacreditada idea de la militarización del espacio.

El Contra-argumento del
Control de Armas

Sería injusto catalogar de rídiculas las ideas del Mayor Cady, en el contexto que siguió a la Guerra Fría. No era el único que compartía ese razonamiento. Es de anotar, igualmente, la existencia de una facción importante que se oponía a la militarización del espacio, y precisamente, la Air University Review incluye esas voces en el debate publicado.

Reaccionando especificamente contra la “iniciativa de defensa estratégica” del Presidente Ronald Reagan, el doctor Robert M. Bowman arremete contra aquellos que quisieran desestabilizar la situación internacional con esos consejos enfermizos de despliegue de armas anti-satélites y de defensa espacial contra los misiles balísticos.18 El autor, un oficial retirado de la Fuerza Aérea, con un doctorado del Instituto Tecnológico de California, con un largo historial de trabajos sobre tecnología espacial y director (en 1985) en Asuntos de Seguridad en el espacio, basa sus argumentos en un detallado estudio sobre Schelling y su teoría de persuación. Según este último, no tiene la ventaja quien golpea primero sino quien muestra una política de transparencia y de capacidad de sobrevivencia. El sistema anti-satélite desarrollado únicamente por estar los soviéticos trabajando en uno de ellos, amenazaba con neutralizar la influencia benéfica estabilizadora de los satélites de detección.19 Combinado con la capacidad del nuevo misil MX de golpear primero, el doctor Bowman opina que un operacional sistema anti-satélite podría conducir a los soviéticos a una postura de alerta un tanto agresiva haciendo que la sobrevivencia de los Estados Unidos dependa de la confiabilidad de las computadoras rusas. Peor aún, él se pregunta: “Qué pasaría si un satélite de detección soviético fuese destruido por un meteorito o sufriese un serio percance eléctrico?”20

Dejando atrás esta imagen, el doctor Bowman va hacia su verdadero objetivo: el sistema de defensa de misiles balísticos o de la Guerra de las Estrellas del Presidente Reagan. Citando las similitudes tecnológicas entre los anti-satélites y los anti-misiles, el doctor Bowman declara que “desde un punto de vista de operación militar, al igual que el de control de armas, el armamentismo espacial debe ser tratado como un todo”; y, anota seguidamente, que “la decisión a tomar sobre cómo proceder en el tema de los anti-satélites y los anti-misiles debe ser urgente en el tiempo. Si esas armas son poco factibles, muy onerosas o están en detrimento de la seguridad de la nación, entonces, se debe negociar un comprensivo y verdadero interdicto sobre la totalidad de las armas del espacio.”21

De una manera poco sorprendente, el doctor Bowman enumera los peligros de un escudo anti-misil poco seguro y, por ende, poco fiable y, concluye, que no se puede lograr esta capacidad anti-misil sin antes adoptar una actitud agresiva. Por lo tanto, dice, la Guerra de las Estrellas va más allá de lo que se requiere para consolidar una poliítica disuasiva, aunque al mismo tiempo se muestra insuficiente para reemplazarla. Y continúa diciendo, que “el mejor camino para la Administración Reagan es demostrar ... que es sincera... y que debería unirse a la moratoria soviética para un cese del proyecto anti-satélite.”23

En síntesis, aunque la conclusión del doctor Bowman está de acorde con la visión original del Presidente Eisenhower de “el espacio para la paz”, no puede desconocerse su relevante apariencia de fanático y de hombre poco abierto de espíritu para aquellos que abogaban por la militarización del espacio. Su teoría sobre la disuación es razonable pero muy simplista cuando pasa del tema de la desestabilización espacial al de la “no beligerancia”.

Algo de Temor

En el año 1989, el Muro de Berlín se derrumba y el contexto sobre la polémica de la militarización del espacio cambia radicalmente. Privados del espectro monolítico soviético, los seguidores de la militarización del espacio necesitan de una nueva amenaza y crean seguidamente otra. Para ilustrar los peligros, todavía inherentes al período posterior a la Guerra Fría, el Teniente Coronel Michael E. Baum, Piloto del avión B-52, con un doctorado en Análisis de Sistema, escribe el artículo “Hacia el Altar: La Militarización del Espacio”.24 Utilizando un escenario de ciencia-ficción, él describe como la “peor falla de inteligencia de los años 70” la ejecución, por parte de los chinos, en diciembre del año 2011, de una sorpresiva maniobra similar al ataque sobre Pearl Harbor, al lanzar, desde el espacio, una serie de acciones devastadoras contra los Estados Unidos. El nuevo enemigo utiliza el sistema destructivo anti-satélite y el armamento espacial energético para destruir una amplia gama de Bases y Comandos americanos, de control, de inteligencia, de vigilancia y de reconocimiento; así como áreas de comunicación, de sistemas de lanzamiento, de transporte y de material bélico. Simultáneamente, los chinos atacan las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas, en las Islas Spratly, con lo cual, la comunidad internacional cede muy pronto al control chino. Con miras a sacar luces de lo acontecido en el Pear Harbor del 2011, el Comandante Jefe del Estado Mayor fue llamado a testificar ante el Congreso, en los días confusos del mes de abril del año 2012. El General William Smith, en este relato de ciencia-ficción, admitió que los Estados Unidos sacaron, una lección equivocada, de la Guerra del Golfo Pérsico y que deberían haber continuado con el dominio del espacio, dentro de un contexto de fuerzas disuasivas.26 Así mismo, dijo, que las Fuerzas Armadas, en el período posterior a la Guerra Fría, optaron por una estrategia incongruente en lo que se refiere al desarrollo de una doctrina espacial, ciega en no querer admitir una militarización del espacio, como el hecho de institucionalizar una serie de fallas de las cuales los chinos sacaron provecho. Por lo tanto, el General Smith/Baum sugiere correctivos a esos puntos un tanto vulnerables y, recomienda el desarrollo de un programa de armamento energético orbital que comprende tres partes: armas láser de protección activa, de protección orbital pasiva y un sistema anti-satélite.

Tal como lo había hecho el Mayor Cady, 12 años atrás, el Coronel Baum rechaza la visión del período Eisenhower, aboga por las bases de armamento espacial y, dice que los seguidores de la teoría de “el espacio libre de armas”, tienen la cabeza enterrada en la arena sin saber qué hacer en el caso de una clara amenaza.

De Regreso al Futuro

Finalmente, en 1998, se retomó la idea original de Eisenhower, “el espacio libre”, evidenciado en el artículo escrito por el Teniente Coronel Bruce M. DeBlois, “El Santuario del Espacio: Una Estrategia Nacional Viable”. El autor, un destacado Profesor de la Academia de la Fuerza Aérea y de la Escuela de Estudios Aéreos Superiores, saca a la luz una pieza del rompe-cabezas omitido por Johnson, Cady, Bowman y Baum: el contexto histórico-político-cultural en el cual se inició el debate sobre la militarización del espacio. El autor admite que “no se puede negar la ventaja militar inmediata de aquella nación que despliegue primero armas en el espacio”, pero ello implicaría “costos a largo plazo no sólo militares, sino sociales, políticos y económicos”.28 Alineándose a los escritores del período de la Guerra Fría, DeBlois hace una reseña histórica de la Teoría de la Disuación y, va más allá de su contexto descriptivo. El revisa nuevamente la postura del Presidente Eisenhower y de las Administraciones que siguieron, en materia de espacios abiertos, y hace hincapié en la realidad política, en la amenaza que representaría la tendencia armamentista del espacio, en sus limitaciones tecnológicas, en sus impedimentos culturales (los americanos no se consideran agresores) y en los costos enormes de inversión que implicaría este proyecto de armas en el espacio.

En una serie de 10 puntos, rechazando esta estrategia armamentista, DeBlois concluye que “lo que se puede conseguir en el espacio orbital, se puede conseguir también en el espacio aéreo, sin el peso político de la militarización espacial”.29

Reforzando este llamado de considerar el espacio como un santuario, el autor incluye en su artículo una serie de recomendaciones, promulgando la paz en esta “visión del espacio”, y abogando por una prohibición de un espacio armado, mediante un tratado.

Aunque claramente opuesto a una militarización del espacio, el autor rechaza que se le critique acusándolo de esconder su cabeza en la arena. Por el contrario, él hace un llamado a la vigilancia, diciendo que “la otra tendencia histórica ha sido la de invertir en investigaciones y en desarrollo de armas para proteger nuestro santuario espacial y, que el hecho de seguir con la política del espacio-santuario no nos impide el estar preparados para algo diferente; en realidad, habría fuertes argumentos indicando que estas tesis bien conducirían a seguir con esta tendencia; por lo tanto, no habría ganancia alguna, desafiando esta política”.30 DeBlois continúa recalcando, a todo lo largo del artículo, que el espacio no es en sí mismo un centro de gravedad sino más bien un espacio que contiene una serie de elementos vulnerables que se deberían eliminar o proteger. En todo caso, el autor arguye que existen mejores estrategias que la carrera armamentista para la protección de esta política: estrategias que continúan con 40 años de búsqueda de una seguridad del entorno espacial, de su estabilidad y ... de la continuidad de varios proyectos encaminados hacia la cooperación que, a su vez, velen por los intereses nacionales, tales como la seguridad a largo plazo, una economía saludable y sus valores constitucionales reconocidos en el mundo entero.31

Conclusión

A través de cinco artículos sacados de 30 años de publicación de Air University Review y Airpower Journal, persiste un debate todavía sin resolver. Lejos del concepto del Presidente Eisenhower sobre un espacio libre de armas, un especialista de la defensa espacial, en el período de la carrera hacia la luna, promueve el despliegue de un avanzado sistema de satélites en materia de vigilancia y de seguimiento, acompañado posteriormente de un sistema de armas defensivas. Catorce años más tarde, en plena escalada de misiles balísticos de largo y mediano alcance, durante la Guerra Fría, un Mayor de la Fuerza Aérea exclama: “Cuidado con el Oso Soviético!” y hace un llamado abierto hacia la militarización del espacio. En respuesta a llamados similares, entre ellos, el programa de intercepción de satélites del Presidente Reagan, un oficial retirado de la Fuerza Aérea y líder estratégico de las fuerzas blindadas opina que las armas espaciales crearían un factor desestabilizador y deberían, por lo tanto, ser impedidas a toda costa.

La desaparición de la amenaza de los soviéticos no impidió que los simpatizantes de esta militarización crearan nuevas amenazas, ahora, en manos de los chinos, y solicitarán un rápido desarrollo y despliegue de una nueva fuerza de disuación.

Finalmente, un académico activista, llevó el argumento a su punto de partida, condenando el exceso en esta materia y, sugiriendo, para el futuro, una política pragmática libre de amenazas.

Qué lecciones se podrían sacar de este debate sobre la militarización del espacio? Examinando el factor común de esta controversia, se puede ver, que los simpatizantes de ambos bandos polemizan fuera del contexto original, deslizándose hacia el fanatismo. Aquellos que promueven la militarización asumen, de una manera simplista, que la creación de una nueva arma alejaría toda amenaza y facilitaría la correlación. Haciendo esto, ellos ignoran la Historia, la Cultura y la Economía de una Nación. No se podría culpar mucho al Mayor Cady, por su alarmismo, en la década de los años 80, a pesar de que él plasmó una imagen distorsionada del americano, como agresor; y su sucesor el Coronel Baum no tuvo en cuenta que fue precisamente la carrera armamentista de la Unión Soviética la que la condujo al colapso. Y, además, cómo podría la economía china crear un sistema de armas en el espacio, capaz de destruir de un solo golpe a los Estados Unidos? Más aún, todos los simpatizantes de esta militarización, incluyendo al General Johnson, olvidaron la primacía política de Clausewitz. Cada Administración, en los últimos 40 años, ha validado la postura original de Eisenhower. No existe política alguna que pueda contrarestar el paradigma de “el espacio para la paz”.

Parafraseando Walter McDougall, “no hay otra salida” que tenga mas en cuenta la realidad política de este país.32 Finalmente, el doctor Bowman, único representante de aquellos que proponen un control de armas, saca de su contexto original los argumentos sobre los cuales él se basa. Además, pide al lector la aceptación de la idea de la no militarización del espacio, minimizando el peligro de una amenaza real contra la cual es preciso protegerse, limitando así el campo de la investigación. Como resultado, hace un llamado a unirse a la moratoria soviética, mientras otros claman “el espacio está en peligro”.

Los primeros cuatro artículos, tomados en su conjunto, tienden a estar fuera de contexto debido a su carácter fanático. Contienen argumentos vigorosos pero, a la vez, débiles en su base política. Haciendo un enfoque específico en su contexto de origen, el Coronel DeBlois, en su artículo, evita esa trampa y esboza una serie de recomendaciones prácticas. DeBlois rechaza la noción de que la militarización del espacio es algo inevitable y se inclina a la idea de que las relaciones internacionales pueden cambiar y que los Estados Unidos pueden garantizar la seguridad mundial sin la necesidad de un costoso sistema de armas en el espacio.

Más importante aún parece ser su argumento sobre la continuidad de esta política que ha funcionado por más de 40 años. El Presidente Eisenhower dijo, en alguna ocasión, que “había que enfrentar la amenaza soviética con una economía totalmente saludable y, que sin una economía sana y en crecimiento sostenido, nada se podría lograr al largo plazo,33 en el ámbito nacional e internacional” y, convencido profundamente de que el espacio servía a los intereses americanos, creó las condiciones favorables para lograr la preservación de la paz en el espacio, facilitando de esta manera la consolidación de su estrategia. Treinta años mas tarde, al final de la Guerra Fría, los Estados Unidos, basados en una política de seguridad, se beneficiarían de una fuerte economía.

La no militarización del espacio puede estar, hoy en día, más que nunca, a favor de los intereses de una Nación provista de una tecnología de punta que supera por su magnitud la del resto del mundo.

Qué sentido puede tener el solucionar un problema que aún no ha surgido?

Notas

1. Walter A. McDougall, Los Cielos y la Tierra: Una Historia Política de la Era Espacial (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1985 ), 194.

2. Ver, por ejemplo, Coronel Martin B. Schofield, “Control del Espacio Exterior,” Air University Quarterly Review 10, No. 1 (primavera 1958): 93-104, y Mayor Charles A. Roberts,” “Espacio Exterior y Soberanía Nacional,” Air University Quarterly Review 12, No. 1 (primavera 1960): 53-65

3. El Dyna-Soar era un vehículo espacial hipersónico, planeador, rehusable y plataforma espacial tripulada, diseñada para varios tipos de misiones espaciales militares. Para mayor información sobre el programa militar espacial tripulado, refererirse a Roy F. Houchin II, “Tecnología Hipersónica y Doctrina del Espacio Aéreo,” Air Power History 46, No. 3 (otoño y Doctrina Aeroespacial, “Air Power History 46, No. 3 (otoño 1999): 4–17.

4. Gen. Thomas S. Moorman Jr., “La Explosión del Espacio Comercial y las Implicacciones para la Seguridad Nacional,” Mayor Shawn P. Rife, “Separatismo en el Poder Espacial,” y Senador Bob Smith, “El Reto del Poder Espacial,” Airpower Journal 13, No. 1 (primavera 1999): 6–39

5. Mayor Gen. Oris B. Johnson, “El Espacio: Hoy en Día, la Primera Línea de Defensa,” Air University Review 20, No. 1 (noviembre-diciembre 1.968) : 96.

6. Ibid., 97.

7. Ibid., 96.

8. Ibid., 99.

9. Ibid., 101-2.

10. Ibid., 102.

11. Alusión a la famosa serie televisiva “Al Día Siguiente”, una miniserie que describe una vida post-apocalíptica; Mel Gibson en el papel de la película Mad Max; y la popular cinta cinematográfica Juegos de Guerra, entre otros ejemplos.

12. Mayor Steven E. Cady, “Despliegue de Armas en el Espacio: Una Realidad que Debemos Confrontar,” Air University Review 33, No. 4 (mayo-junio 1982): 33-39. Para otros artículos a favor de la Militarización del Espacio, referirse a Dr. Barry J. Smernoff,: “El Valor Estratégico del Espacio Basado en las Armas de Rayos Láser,” Air University Review 33, No. 3 (marzo-abril 1982): 2-17.

13. Cady, 34. Como soporte, Cady cita a Roger D. Speed, Disuasión Estratégica en la Década de los Años 80 (Stanford: Hoover Institution Press, 1979); el argumento hace eco en la obra más conocida de los científicos políticos Graham Allison y Robert Jervis.

14. Cady, 35.

15. Ibid., 36. Como lo explicó el científico político Karl Mueller, profesor de relaciones internacionales en la Escuela de Estudios Aéreos Avanzados, la clásica teoría de la disuasión postula que un pueblo que teme es bueno, pero la amenaza de las armas es mala, pues sugiere una actitud agresiva.

16. Ibid.

17. Ibid., 38.

18. Dr. Robert M. Bowman, “El Control de Armas en el Espacio: Preservando el Frágil Sistema del Espacio Estratégico sin el Uso de las Armas,” Air University Review 37, No. 1 (noviembre-diciembre 1985): 58-72.

19. Ibid., 62.

20. Ibid., 63.

21. Ibid., 65-66.

22. Ibid., 70.

23. Ibid., 71,72.

24. Teniente Coronel Michael E. Baum, “Hacia el Altar: La Militarización del Espacio,” Airpower Journal 8, No. 1 (Primavera 1994) : 52-62. Para un similar escenario de amenaza futurística, refererirse al Capitán Fred Kennedy, Capitán Rory Welch, y Capitán Bryon Fessler, “Una Brecha en la Visión del Futuro: Retrospectiva,” Airpower Journal 12, No. 2 (Verano 1.998): 84-94, concierne esas fuerzas multinacionales entre las cuales están Corea del Norte, Irán e Irak que constituyen un frente de amenaza mundial.

25. Baum, 53.

26. Ibid., 59.

27. Teniente Coronel Bruce M. DeBlois, “El Santuario del Espacio: Una Estrategia Nacional Viable,” Airpower Journal 12, No. 4 (invierno 1998): 41-57.

28. Ibid., 41.

29. Ibid., 52.

30. Ibid., 57, nota 43.

31. Ibid., 55-56.

32. Haciendo un temprano análisis de las implicaciones políticas de la era espacial, McDougall escribe, “A pesar de las ideas fantasiosas de algunos legisladores del espacio, no hay que perder de vista las rivalidades políticas de este mundo” (178).

33. Ibid., 138.

Colaborador

El Mayor Howard D. “Dave” Belote, USAF, (Licenciatura, Universidad de Virginia; Maestría, Universidad Aeronáutica Embry-Riddle; Escuela de Estudios Avanzados Aéreos, MAAS), es Jefe de Planeamiento y Doctrina Estratégica para la Séptima Fuerza Aérea y Jefe de la Célula del Comando Aéreo de Sincronización, Osan Ab, Corea. El presta sus servicios como primer consejero en el teatro de operaciones de fuerzas aéreas combinadas en acción y escribe los documentos estratégicos que guían los planes del espacio aéreo y sus objetivos. Anteriormente, prestó sus servicios como inspector de operaciones de combate en la Oficina del Inspector del Cuartel General del Comando de Combates Aéreos y voló los aviones F-16 y F-111 en giras sobre la Base Aérea Hill, Utah y en la Base RAF Lakenheath, Reino Unido. Sus artículos sobre la Teoría Militar y el Poder del Espacio Aéreo fueron publicados en Strategic Review y Airpower Journal, y su monografía titulada Una vez en la Luna azul: Hombres en el Teatro de Combate está por publicarse en la revista Air University Press. En un Graduado Distinguido de la Escuela de Escuadrón de Oficiales y del la Escuela Superior de Comando y Estado Mayor, Base Aérea Maxwell, Alabama.
Declaración de responsabilidad:

Las ideas y opiniones expresadas en este artículo reflejan la opinión exclusiva del autor elaboradas y basadas en el ambiente académico de libertad de expresión de la Universidad del Aire. Por ningún motivo reflejan la posición oficial del Gobierno de los Estados Unidos de América o sus dependencias, el Departamento de Defensa, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos o la Universidad del Aire. El contenido de este articulo ha sido revisado en cuanto a su seguridad y directriz y ha sido aprobado para la difusión pública según lo estipulado en la directiva AFI 35-101 de la Fuerza Aérea.

La Nueva Doctrina Estrategica de Bush

Lo que tapa el escudo.

Andrés Ortega,
El Pais.es


No se sabe aún lo que va a ser, pero algo será, e incluso si no llega a ser lo que se pretende que sea, tendrá consecuencias. El escudo de defensa limitada contra misiles balísticos (BDM) que pretende desarrollar la Administración de Bush, amalgamando proyectos en curso y otros nuevos, previsiblemente ya no diferenciará entre defensa nacional y defensa de los demás, llamada por Estados Unidos de teatro (de operaciones) o en buques en el mar, para proteger tropas desplegadas en el extranjero o complacer a unos aliados cuya opinión al respecto dista de ser unánime. En julio, EE UU llevará a cabo una nueva prueba, la cuarta en una serie en la que sólo tuvo éxito la primera.

El escudo esconde otros procesos: la búsqueda de una doctrina estratégica adaptada a los tiempos actuales, un impulso industrial y el más que probable traslado de la carrera de armamentos al espacio. A diferencia de Clinton, que fue actuando sin una base doctrinal, Bush busca una redefinición de la doctrina de la disuasión nuclear adaptada al mundo actual. Los acuerdos de la guerra fría, los START, que redujeron las armas ofensivas, y el ABM, que limita los sistemas defensivos, tenían una lógica interna: la destrucción mutua asegurada (la famosa MAD) entre Estados Unidos y la URSS. Pero también reposaban sobre la igualdad entre las dos superpotencias. La situación actual no sólo significa, como ha insistido Bush, que EE UU y Rusia ya no son enemigos, sino, para desesperación de Putin, que ya no son iguales, y por eso Moscú se aferra en lo que puede al ABM, porque refuerza su status. De forma poco creíble -pues, como ha comentado George Melloan, 'Putin necesita a Bush más que Bush a Putin'-, éste ha amenazado con responder a un escudo aumentando las cargas nucleares rusas, y ha advertido contra lo que más le preocupa: acciones unilaterales de EE UU. Pero Washington busca ahora una doctrina y una estructura de seguridad que repose sobre su hegemonía como única hiperpotencia, que en Madrid, llamó 'estrategia de seguridad total'.

El final de una era
Es el final de una era, de la guerra fría, incluso de la posguerra fría, o el principio de otra que aún no tiene nombre. Pero en la nueva situación, la disuasión nuclear ya no cuenta tanto para Estados Unidos. De ahí que Bush esté dispuesto a reducciones importantes, incluso unilaterales, en su arsenal nuclear y busque una defensa que no se sabe si funciona. Ahora bien, no es seguro que la apruebe un Senado ahora dominado por los demócratas, algo más reticentes al programa. Sobre todo, a diferencia de los años de la guerra fría, no hay consenso político interno sobre una nueva doctrina estratégica. Quizá Clinton hiciera bien en no buscarla, pues el mundo es mucho más complejo, las guerras y las intervenciones más probables, aunque la perspectiva de guerra total haya retrocedido. En un mundo en el que en África un fusil AK-47 se puede comprar por menos de 15 dólares, o en el que el terrorismo con pocos medios puede hacer estragos, las posibilidades de conflictos al margen de las armas de alta tecnología son inmensas, y llevan a la injerencia y a la intervención de las potencias occidentales por cuestión de interés, de moral o de presión mediática, el llamado efecto CNN.

La disuasión nuclear puede funcionar para otros, véase hoy Paquistán e India, o en un futuro para China e India. El escudo estaría dirigido contra posibles Estados gamberros. El informe Rumsfeld (hoy jefe del Pentágono) de 1998 cita a Irán, Irak y Corea del Norte, pero también a Rusia y China, pero, a diez años vista, no se sabe ni quiénes serán ni qué armas tendrán.

Dicho esto, nada prueba que si EE UU desarrolla una BDM generará una carrera armamentista nuclear, aunque China querrá disponer de sistemas con, al menos, una mínima efectividad. 'No se ha podido demostrar que eso [el escudo] vaya a producir menos seguridad', señaló Aznar en Madrid ante Bush. Pero, tampoco lo contrario. De momento, no se ha demostrado nada, salvo que las reglas de la guerra fría ya no son aplicables.

En todo caso, franceses y alemanes tienen razón al considerar que la mejor manera de evitar la proliferación de estas armas no es con un escudo, sino con medidas que eviten su fabricación, con una política activa, como la prohibición total de las pruebas nucleares (rechazada por los republicanos en el Senado), o unas medidas de control más efectivas en el Tratado de No Proliferación, o el Régimen de Control de Tecnología de Misiles (RCTM), creado en 1987, con 33 miembros en la actualidad. Tras la implosión de la URSS, los componentes y los expertos se pueden vender al mejor postor.

Mientras, y casi independientemente, el armamentismo convencional sigue su propio terrible curso. Antes incluso de que nazca el escudo, cabe notar que desde el año pasado, los presupuestos militares han vuelto a aumentar de forma significativa en EE UU, en Rusia, en China y en algunos países europeos.

El programa del escudo va a ser también una forma de subvencionar la industria aeroespacial estadounidense, que hace frente a una creciente competencia europea, rusa, japonesa y china. En vez de mirar tanto al horizonte, conviene levantar la vista hacia el espacio, pues es ahí donde reside el mayor peligro para EE UU, más dependiente que nunca en los satélites y, por tanto, más vulnerable. Unos nanodispositivos poco detectables, que se pegan a los satélites, pueden, si se activan llegado el momento, inutilizarlos. Pero, además, EE UU quizá pueda sacar provecho de nuevas armas en el espacio, como los láser, que, en una interpretación laxa, no serían de destrucción masiva, prohibidas por un acuerdo internacional de 1967.

No es casualidad que en estas semanas EE UU haya decidido integrar su Centro de Sistemas Espaciales y de Misiles (SMC) en el Mando Espacial de la Fuerza Aérea. O que Moscú haya creado una nueva Fuerza Espacial Militar, encargada del lanzamiento de satélites civiles y militares. Ni que China haya presentado en la Conferencia de Desarme en Ginebra un proyecto de Tratado para prohibir las armas en el espacio.

La 'seguridad total' es un sueño, pero Bush sabe que es popular en EE UU, un país que quiere ser el primero, y el único.

El Discurso del Embajador de Rusia en Cuba: Seguridad Internacional:

EL DISCURSO DEL EMBAJADOR DE RUSIA EN CUBA, ANDREY V. DMITRIEV EN EL SEMINARIO “SEGURIDAD INTERNACIONAL, ARMAS DE DESTRUCCIÓ MASIVA Y NO PROLIFERACIÓN: PROBLEMAS Y DEFASFÍOS”

Estimados señoras y señores, participantes del seminario, colegas

Les expreso mi agradecimiento a los organizadores del presente acto por haberme invitado a tomar parte en este foro académico y por la oportunidad brindada para exponer los enfoques de Rusia en cuanto a la promlemática de la seguridad internacional y evaluar sus principales components.

Rusia siempre atribuyó primordial importancia a la causa del mantenimeiento de paz y seguridad internacional, sucesivamentel jugo un papel activo en el campo del desarme y la no proliferación de armas de exterminio masivo. Constantemente nuestro país hace un constructivo aporte a las esfuerzos colectivos de la comunidad internacional encaminados al robustecimiento de la estabilidad estratégica reaccion a los nuevos desafíos.

Ahora podemos constatar que a pesar del agravamiento del la situación internacional, se ha logrado mantener la estabilidad estratégica en un nivel bastante alto que excluye, en la etapa actual, el surgimiento de un conflicto armado global. El sistema creado de la estabilidad estratégica se basa en el interés de la inmensa mayoría de los estados en que la seguridad
internacional se mantega y se consolide. Al calificar la situacíon estratégica global, se puede señalar lo principal – el mundo se ha alejado consecuente e irrevocablemente de un enfrentamiento global.

Un papel importante en esta esfera pertenece a la estructura juridical internacional de la estabilidad estratégica que prevé la continuación de la reducción de las armas estratégicas ofensivas de Rusia y Estados Unidos basada en el Tratado de Armas Estratégicas Ofensivas y el Tratado sobre la Reducción de los Potenciales Estratégicos Ofensivos (TRPEO). De acuerdo
con el TRPEO, tanto Rusia, como Estados Unidos deberán disponer de no más de 1700 – 2200 unidades nucleares estratégicas para el fin del año 2012, o sea alrededor de tres veces menos que según el Tratado de Armas Estratégicas Ofensivas.

Sigue vigente el Tratado sobre Misiles de Mediano y Menor Alcance (el Tratado sobre MMMA) firmado sin un plazo fijo, acorde con el cual Rusia y Estados Unidos se compromenten a no tener misiles nucleares de ese radio de acción.

Un significado crucial para el mantenimiento de la seguridada estrateégica en el mundo actual lo tiene la prvención de la instalación de armas en el espacio cósmico. Ya hemos hecho algunos pasos en dicha esfera – se trata del documento conjunto ruso – chino sobre los posibles elementos de un acuerdo intenacional jurídico presentado en 2002 en la Conferencia sobre el Desarme. Hay tambien varias iniciativas enilaterales rusas, tendientes a lograr este objective, comprendidad entre ellas la propuesta de esablecer la moratoria sobre le insalación de armas en el espacio sósmico hasta que se elabore tal acuerdo, divulger a través la red de Internet la información sobre los lanzamientos espaciales que se vienen prparando en Rusia, el compromise político de no instalar primeros armas en el cosmos.

Por desgracia, la base internacional juridical en la esfera del control de armamentos y del desarme, la creacion de la cual se debió a los esfuerzos de numerosos estados a lo largo de muchas décadas, últimamente no solo no se consolida, sino al contrario, está sometida a cierta influencia negative. Ahora está expuesto a seria prueba el Tratado de la No Proliferación de Armas Nucleares, en gran medida debido a la actitud de Estados Unidos, así como de la India, Pakistán e Israel. No se logra poner en vigor el Tratado sobre la Prohibición Universal de Pruebas Nucleares.

El desarrollo de la situación en el campo de la no proliferación de armas de destrucción masiva se caracteriza actualmente por el reforzamiento de tendencias desestabilizadoras desfavorables, lo que aumenta la posibilidad del acceso de terroristas a las armas de destrucción masiva, a sus components y tecnologías. La dirección de Rusia presta particular atención a los
asuntos de no proliferación de ADM y de los mdeios de su tranporte. El 3 de diciembre del 2003, bajo la dirección del Presidente de la Federación de Rusia se celebró una session del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia dedicado al tema “La salvaguardia de la segurdad nacional de la Federación de Rusia en el campo de no proliferación de armas de
destrucci;on masiva y de los medios de su transporte.”

Consideramos la adopción de Resolución 1540 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la no proliferación como un gran aporte a la lucha contra la proliferación de ADM, los medios de su transporte y los materials relacionados. Rusia presentó su informe nacional a la ONU en el plazo fijado, o sea hasta el 28 de octubre pasado. Este informe reflejó más sustantivamente eodo lo que Rusia lace en la esfera de la no proliferación, a partir de su base juridical.

Concedemos particular importancia a la celebración exitosa en el año 2005 de la Conferencia de observación del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, la consolidación del Convenio sobre la Prohibición de Armas Biológicas y Tóxicas, así como al fiel cumplimiento de obligaciones asumidas según del Convenio sobre la Prohibición de Armas
Químicas por todos los participantes del mismo.

La Iniciativa sobre le Seguridad en al Lucha contra la Proliferación (ISLP) de Armas de Destrucción Masiva se convierte en un aspecto cada vez más importante de los esfuerzos en las esfera de la no proliferación. Quisiera hacer una exposición más detallada de este asunto, ya que esta iniciativa suscita, por varias rezones, en algunos países falta de comprensión y cierta
desconfianza.

Rusia siempre ha abogado por la toma de medidas internacionales eficaces, dirigidas a la prevenvión de la proliferación de armas de destrucción masiva. Precisamente por este razón nos sumamos el 31 de mayo pasado a la ISLP en calidad del país-coautor de la Iniciativa. Consideramos la ISPL como una contribución importante a los mecanismos multilaterals
existents en la esfera de la no proliferación y el control de la exportación. A la luz del desenfreno del terrorismo que tiene lugar en los últimos tiempos una cuestión de principio para nosotros es impeder por medio de la ISPL, a que todo lo que esté relaciondado con ADM se introduzca al territorio de Rusia y al espacio de la CEI. La cuestión de principio para nosotros
consiste en lo que las actividades en el amrco de la ISPL no tendrán un caácter selectivo y a priori no serán dirigidas contra tal o cual país.

Para concluir, quisiera desear éxito a los participantes del seminario y, basándome en los resultadoes del primer día del trabajo, expresar mi seguridad de que el intercambio de opiniones sera mutuamente ventajoso, ayudará a comprender las realidades actulaes y elaborar enforques conjuntos de respuesta a los desafíos nuevos.

Les agradezco su atención.

Armas en el cosmos: la amenaza de USA y la respuesta rusa

Sabine Ellersick,
Traducido por Germán Leyens.

MOSCÚ, 2 de junio de 2006 (Andrej Kisljakow, RIA Novosti). USA tiene la intención de dar a conocer durante este verano una nueva doctrina para el espacio sideral que prevé el estacionamiento de armas en el cosmos. El coronel Anthony Russo, jefe de la división espacial del Comando Estratégico de USA, considera que es necesario determinar con más precisión la responsabilidad del Departamento de Defensa por la seguridad de los grupos de satélites nacionales. Volveremos a hablar de su declaración.

No cuesta comprender en qué consiste el peligro de los sistemas de primer golpe en órbita.

El ministro de defensa de Rusia, Sergej Iwanow, subrayó ya en agosto pasado durante su visita a China, que el cosmos no es utilizado sólo por USA, sino también por su país con objetivos militares. Pero hasta ahora aún no se encuentran armas en el espacio sideral. “Si comenzara el estacionamiento de armas en el cosmos, habrá consecuencias inimaginables,” dijo entonces el ministro. Se comprenderá de qué se habla al leer la siguiente cita del ministro: “Colocamos satélites comerciales de entre 30 y 40 países del mundo en órbita. Sólo a unos pocos les interesa qué cohetes portadores son utilizados para hacerlo.”

Dicho de otro modo, Rusia coloca cada año mucha carga útil ajena en el espacio sideral, sin conocer su contenido real. Por lo tanto existe siempre el riesgo, de verse involucrada en un “conflicto orbital”. Y eso puede significar un nuevo campo de batalla, el reinicio de una carrera armamentista sin par y naturalmente la busca de una reacción adecuada.

En este sentido es significativa una declaración del general Wladimir Popowkin, jefe de las tropas espaciales rusas, en la exposición aeronáutica internacional de Berlín a mediados de mayo: “Nos oponemos al estacionamiento de armas en el cosmos. Semejantes sistemas no harán más seguro el mundo. Al contrario, pueden provocar acciones bélicas en la tierra. Si ha de haber armas en el cosmos, se podrá interpretar cualquier situación imprevista, por ejemplo con un satélite ruso, como resultado de una acción violenta con esos medios que están en órbita. Entre ellos, también los usamericanos. No es nada de fácil probar lo contrario,” resumió el general.

Eso significa que es inevitable que el programa usamericano provoque interrogantes a todos los afectados ante un evento inesperado: ¿Se trata de un problema técnico o de un ataque?

Es hora de acordarse de lo que el coronel usamericano, Anthony dijo sobre los objetivos del estacionamiento de armas en el cosmos. El coronel esquiva el problema. No se trata de la protección de sistemas de satélites. Sin duda alguna, es posible resucitar el programa usamericano de defensa satelital Asat, así como el correspondiente programa soviético Ischim de mediados de los años ochenta. Pero en la actualidad nadie posee verdaderas armas de defensa satelital.

El verdadero objetivo del estacionamiento de sistemas de armas en el cosmos es el intento de lograr una oportunidad, de destruir los cohetes intercontinentales del enemigo en el período de vuelo activo, cuando son especialmente vulnerables. Dicho de otro modo, las armas en el espacio se convertirán en la parte más importante de la defensa estratégica contra misiles de USA.

Dejemos de lado la pregunta de cuáles son cohetes que están en la mira del Comando Estratégico de USA. En Rusia conocen perfectamente los objetivos de la defensa contra misiles y de las armas espaciales.

En los últimos días de mayo el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, general Juri Balujewski, subrayó respecto a los planes de USA de estacionar elementos de estos sistemas en Polonia y la República Checa: “… El estacionamiento de elementos de la defensa usamericana de misiles en el territorio de esos estados tiene que inquietar evidentemente a Rusia. Porque se encuentran en la cercanía inmediata de nuestro Estado.” Balujewski destacó, que los elementos estacionados en esos países podrían ser utilizados no sólo para la defensa contra misiles sino también para la ubicación y la destrucción de cohetes balísticos intercontinentales.

¿Qué pasos tomaría Rusia ante una situación semejante? El jefe del Estado Mayor sostuvo que “La respuesta está en el mensaje del presidente ruso a la Asamblea Federal,”. En su discurso ante el parlamento ruso, Putin había dicho: “Encontraremos soluciones apropiadas y – quiero subrayar – asimétricas, respectivamente ya las hemos encontrado en la práctica, de manera que podemos declarar que nuestros cohetes balísticos intercontinentales y sus ojivas están en condiciones de superar sistemas de defensa contra cohetes existentes y futuros.”

Así se frustrarán hasta las ventajas hipotéticas del despliegue del sistema global de defensa contra misiles y del estacionamiento de armas en el espacio (y de lo) que ya se ha hecho en el campo de las actividades que ya existen en la construcción de cohetes militares.

Fuente original: http://de.rian.ru/analysis/20060602/48982537.html
http://www.kommunikationssystem.de/read.php?groups=cl.%25&group=&id=22838&action=print
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.

Economía y Seguridad para una Nueva Era Espacial

Economía y Seguridad para una Nueva Era Espacial
Importancias de la Preservación del Espacio.

Ian T. Cruz
Director de Proyectos Especiales,
NPAE - No Proliferación de Armas en el Espacio.
Instituto para la Cooperación en el Espacio.
Barcelona, España.


(Extracto)

Las sociedades a lo largo y ancho del planeta muestran una gran preocupación por la Paz. Existe la intención de alcanzarla pero, debemos recordar que estamos inmersos en el negocio de la guerra. Toda la economía del planeta está sujeta a la centralización de la energía y la industria de la guerra. Solo tenemos que analizar detenidamente los hechos que se repiten una y otra vez en cuanto a la fórmula de la economía de la guerra. La fórmula, de hecho es muy clara y sencilla; es la siguiente: Se debe localizar e identificar un enemigo. Algo que ya hemos visto tantas veces que apenas lo tomamos como extraño. Desde los soviéticos, pasando por los japoneses, hasta llegar al terrorismo internacional y descentralizado. Lo siguiente es deshacerse de las viejas armas. Después se prueban las nuevas y se preparan los presupuestos de las siguientes. Por eso es virtualmente irrelevante que las sociedades se manifiesten en contra de los conflictos bélicos ya que, existen contratos y presupuestos que se deben llevar a cabo. Para ellos, la fórmula debe continuar.

El problema es alcanzar un escenario de paz real y basado en la cooperación internacional. Para ello, necesitamos acciones reales, es decir leyes internacionales que nos permitan realizar los cambios necesarios para, mediante las mismas infraestructuras, transformar y re-dirigir la industria armamentista; que supone conjuntamente con la centralización de la energía, el motor de toda la economía global.

Ya que casi la totalidad (3/4) de la industria espacial ha sido lanzada desde y por plataformas militares, algo que por otro lado debe ser así ya que; no estamos hablando de desechar esas infraestructuras ni tecnologías sino de re-dirigir los esfuerzos y los fondos para desarrollar, investigar y probar todos esos proyectos de armas que no queremos sobre nuestras cabezas, en proyectos, productos y servicios directamente aplicados a poner soluciones a las diversas crisis que nos envuelven.

Debemos tener en cuenta que los fondos destinados a la industria armamentista no sólo provienen del sector militar, sino de las universidades, laboratorios y demás departamentos gubernamentales y industria privada. Lo que se conoce como el "military-industrial complex", el complejo entramado tan preocupadamente nombrado por Eisenhower, al final de su mandato en 1961.

Es importante no entrar en detalle sobre a que tipo de armas nos referimos. El Tratado para la Preservación del Espacio especifica ya, la prohibición de cualquier tipo de armas de destrucción masiva y a cualquier otro sistema armamentista basado en tecnologías espaciales. Esto quiere decir también que se prohibirá cualquier sistema para alcanzar y/o destruir cualquier objeto espacial, que se encuentre en la atmósfera o en superficie, sea de la naturaleza que sea.

Dichos sistemas y satélites militares que están hoy en órbita de una manera operativa, pueden ser utilizados para monitorizar la Tierra y el Espacio. No sólo para verificar y garantizar que la prohibición se mantiene sino para analizar el planeta siempre con fines pacíficos y con la intención de ofrecer soluciones a problemas tan básicos como necesarios para un desarrollo sostenible; como la observación de las cosechas, los movimientos de población y demás servicios que podríamos estar llevando a cabo desde hace décadas y de una manera más positiva y abundante. Podemos crear nuevos sistemas y servicios, miles y miles de nuevos puestos de trabajo, siempre desde una cooperación internacional extensa.

Bajo la premisa de la defensa, se están llevando a cabo los procesos para mantener dicha fórmula para la guerra en un proceso irreversible. Se trabaja a marchas forzadas para establecer las subvenciones, las inversiones y las tecnologías para que las armas basadas en tecnologías espaciales sean una realidad, mucho antes de que podamos saber de que se tratan y para qué las queremos. Conste no estamos hablando de grandes sistemas espaciales ya que, desde tan solo tres localizaciones en la órbita, se puede alcanzar cualquier punto de la superficie del planeta. Dichos sistemas de armas son desestabilizadoras, innecesarias, extremadamente costosas y no nos protegerán de nada en absoluto. En definitiva, no las necesitamos. Todo estos esfuerzos por desplegar armas en el espacio son una clara actitud para controlar y dominar el planeta. Dicha actitud, es tan peligrosa como las mismas armas.

Por eso debemos tomar las decisiones oportunas, ahora que todavía estamos a tiempo.
Es cierto que muchos científicos piensan ya que, dichas armas han sido desplegadas. Esto no es así, ya que todavía no existe un satélite en órbita que porte armas. Los satélites todavía trabajan el sector de la comunicación, la navegación y el reconocimiento.

Como iniciativa pionera e increíblemente importante en el escenario geopolítico actual, debemos tomar conciencia de la importancia de la preservación del espacio para así, transformar la industria de la guerra en una industria pro-humana, directamente aplicada en la creación de nuevas soluciones frente a las crisis humanitaria y ecológica.

Los Estados Unidos están llevando acabo los esfuerzos necesarios para el despliegue de armas basadas en tecnologías espaciales; y según documentos militares oficiales esto comporta el "control del espacio" y el "dominio" del planeta. Paul Wolfowitz, representante parlamentario de Donald Rumsfeld, actual Ministro de Defensa de los Estados Unidos, dice en Octubre de 2002; "El espacio es la última frontera y nos ofrece opciones muy atractivas, no sólo en cuanto al sistema de defensa anti-misiles sino toda una amalgama de misiones militares y civiles". En 2004, la Fuerza Aérea de los EE.UU. cita literalmente que su estrategia es la de "dominar" y "controlar" el espacio.

Desde la Iniciativa de Defensa Estratégica o SDI-Strategic Defense Initiative, de la administración Reagan, el término acuñado "Star Wars", para denominar los programas y agendas para lo relacionado con las armas en el espacio, se ha mantenido hasta nuestros días. De hecho, desde que George W. Bush y Richard Cheney están en el poder, los esfuerzos por desplegar armas en el espacio han ido en aumento. Con literalmente billones de dólares de los impuestos fluyendo anualmente para la investigación, el desarrollo, la prueba, la producción, construcción y despliegue de armas en el espacio con la única meta de controlar, dominar y desestabilizar el mundo mediante el miedo y la desinformación.

Es evidente que nunca alcanzaremos un verdadero escenario de paz, usando más armas. Imaginemos cuantos problemas resolveríamos destinando los esfuerzos, recursos y fondos actualmente enfocados en la industria de la guerra, en por ejemplo; sistemas para la observación de las cosechas, observación y reconocimiento geológico, de movimientos de poblaciones, la gestión de recursos como el agua y miles de otras aplicaciones y servicios que pueden y deben ser impulsados por un mundo en paz y por un desarrollo sostenible. Es a través de dicha "nueva" economía por la cual podemos comenzar a equilibrar la balanza y erradicar la pobreza poco a poco.

Cambios tan grandes imponen respeto pero, más miedo debe darnos no hacer nada al respecto. Debemos tomar conciencia de la gravedad de la situación y asumir las responsabilidades que nos ha tocado vivir, nos guste o no, debemos resolver ciertos problemas para poder continuar con la vida, tal y como la conocemos.

En términos económicos, el redireccionamiento de los enormes recursos y fondos destinados a la industria armamentista, puede y debe ser vislumbrado como la única respuesta a todos nuestros problemas; ya sean de ámbito humanitario o ecológico. Una solución que nos permitirá continuar con las infraestructuras actuales que forman nuestras sociedades complejas. El colapso del actual sistema economico-energético, además de estar garantizado por diversas razones evidentes, no supondrá sino el principio de una nueva era basada en la cooperación internacional, una gestión coherente de la abundancia y por la justicia. Según Ana Marie Gomes (Portugal), Vicepresidente del Comité de Seguridad y Defensa en el Parlamento Europeo; sólo en la Unión Europea, se gastan un poco más de 5 billones de dólares en proyectos espaciales militares y civiles. "Europa no desea, ni ve la dominación del espacio como una meta, ni para si misma, ni para ningún otro Estado Miembro o Nación".

¿Existe alguien que no desee un mundo en paz, trabajando unido para alcanzar un desarrollo limpio y para todos? Bien, parece ser que las grandes corporaciones, fabricantes de armas y proveedores energéticos, disponen de unos intereses a escala planetaria que no están dispuestos a dejar pasar. ¿No es esto un crimen en contra de la Humanidad?

Es mediante el Acta de Preservación del Espacio y el adjunto Tratado para la Preservación del Espacio que podemos implantar la pieza de legislación necesaria para no solo prohibir las armas en el espacio por la paz en la Tierra, sino para además transformar la industria de la guerra y los actuales sistemas de defensa en todo un abanico de nuevos productos y servicios, generando millones de puestos de trabajos para esta nueva era en la que nos adentramos que supone tan gran paradigma; la era espacial cooperativa y pacífica que transformará la humanidad.

El Tratado para la Preservación del Espacio establecerá una agencia nueva y única para el mantenimiento de la paz en el espacio y en la Tierra, monitorizará el espacio, la atmósfera y la superficie e impondrá una prohibición permanente de las armas basadas en el espacio; dicha agencia proporcionará además, un nuevo camino para el complejo industrial y militar en su expansión en el espacio, sin armas y con la intención de crear nuevos mercados, productos y servicios para el nuevo escenario de cooperación internacional; frente al nuevo paradigma que supone la nueva era espacial.

Proporcionando un tremendo abanico de posibilidades, abundantes beneficios y oportunidades ilimitadas; el reto de la cooperación internacional, libre de armas, guerras y amenazas, supondrá un verdadero escenario de paz en el cual podremos re-dirigir los esfuerzos hacia proyectos pro-humanos y directamente aplicados en las diversas soluciones frente a las crisis ecológica y humanitaria.

...

El Despliegue de Armas en el Espacio tendria consecuencias impredecibles:

Andrey Kisliakov, RIA Novosti.
09:10 | 07/ 04/ 2006

La Administración de EE.UU. dará a conocer en los próximos meses su nueva doctrina espacial que no descarta el despliegue de armamentos en la órbita circunterrestre.

El coronel Anthony Rousseau, jefe de Dirección Espacial en el Comando Estratégico de EE.UU., piensa que ha llegado la hora de definir en términos más estrictos las responsabilidades del Pentágono en lo que concierne a la seguridad del grupo espacial norteamericano. De manera que si alguien pusiera obstáculos a los satélites estadounidenses, sería fulminado en el acto con las armas láser y cinéticas. Lo cual, por supuesto, equivaldría a la creación de un nuevo teatro de operaciones bélicas, ya en el espacio extraterrestre.

La necesidad de impedirlo es algo que se ha señalado en múltiples ocasiones y desde todas las tribunas de importancia. El embajador ruso ante la oficina de la ONU en Ginebra, Valery Loschinin, reiteró a principios de marzo que el despliegue de las armas en la órbita podría provocar ‘una nueva espiral de la carrera armamentista no sólo en el Espacio, sino también en la Tierra, en materia de misiles nucleares y otros terrenos, facilitando la proliferación del armamento de exterminio en masa y de los respectivos vectores’. Al mismo tiempo, Rusia reafirmó que nunca sería la primera en colocar armas en la órbita e instó a las demás naciones a que siguieran su ejemplo.

Cualquier llamamiento, por muy noble que sea, acabará extinguiéndose cuando se hagan sonar armas y llegue la hora para la acción. ‘Rusia dispone de todos los recursos necesarios para dar una respuesta adecuada a los países que desplieguen sus armas en el espacio’ – advirtió el ministro de Defensa ruso, Serguei Ivanov, durante su visita de agosto pasado a China. Ivanov reconoció que Estados Unidos y Rusia ya explotan activamente el espacio para diversos fines militares aunque lo hacen ‘hasta cierto grado, instalando allí equipos para comunicaciones, reconocimiento, asignación de blancos y otros pero no las armas’. ‘Si se procede al despliegue del armamento en el espacio, las consecuencias serán impredecibles’ – señaló el ministro ruso.

Para hacernos una idea al respecto, recordemos que Rusia también usa su parque de cohetes propulsores para los lanzamientos comerciales, transportando hacia la órbita los equipos de 30 ó 40 países. Y en realidad, ignora el contenido real de esa carga, por lo que su industria espacial, de forma indirecta, podría verse en la condición de rehén en un hipotético conflicto orbital, con la subsiguiente reapertura de la carrera armamentista en todas sus manifestaciones y, obviamente, con ‘respuestas adecuadas’.

Ya en 1983, el dirigente de la Unión Soviética Yuri Andropov proclamó una moratoria sobre el desarrollo de las armas espaciales. Era un gesto de buena voluntad, pues Moscú confiaba en que Washington renunciaría a su programa de ‘guerras estelares’.

La URSS había empezado a desarrollar sistemas militares antisatélite a finales de los 50 y logrado un notable avance en esta materia. El punto culminante, sin duda, fue el 18 de junio de 1982, cuando los militares soviéticos organizaron un simulacro a gran escala de la guerra nuclear y espacial que se prolongó por más de siete horas. Primero, se lanzaron desde los silos dos misiles balísticos intercontinentales UR-100; después llegó el turno de otros dos: uno, de mediano alcance, lanzado desde una plataforma móvil, y el otro, desde un submarino nuclear que se encontraba en el Mar Blanco.

Luego se lanzaron dos antimisiles para destruir las ojivas, mientras que en el cosmódromo de Baikonur despegaba un cohete para colocar en la órbita baja el satélite caza Cosmos-1379. Varias horas más tarde, este aparato se acercó a otro, Cosmos-1375, que imitaba en esas maniobras al Transit, satélite de navegación estadounidense.

A pesar de la prohibición oficial sobre los ensayos de interceptores espaciales, decretada el 18 de agosto de 1983, la empresa de defensa Saliut siguió trabajando, por cierto, en el proyecto Skif, una estación de combate espacial con armas láser y misiles a bordo.

En primavera de 2006, Moscú y Washington procedieron a las acciones reales. El coronel general Vladímir Popovkin, jefe de las Tropas Espaciales de Rusia, visitó a principios de marzo una serie de objetivos estratégicos en California y Florida, a invitación del general James Cartwright, jefe del Comando Estratégico de EE.UU.

Transcurrido un mes, Cartwright en persona realizó una visita al cosmódromo ruso de Plesetsk, así como al Estado Mayor y el Centro de Control de las Tropas Espaciales de Rusia.

Si las cosas siguen en este plan de apertura y confianza mutua, podremos olvidar todos los recelos y dar por sentado que el uso pacífico del espacio extraterrestre no tiene alternativa.