Intervención del Viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia en Chile:

Intervención del Viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia en Chile, Gueorgui Mamedov en la Conferencia Internacional "El Espacio sin armas – arena de colaboración pacífica en el siglo XXI"

(Simposio contra la carrera armamentista en el Espacio)
11 de abril del 2001

Quiero agradecer a los organizadores de esta Conferencia Internacional el haberme proporcionado la posibilidad de abrir los trabajos del Simposio, dedicado a las cuestiones de prevención de la carrera armamentista en el espacio.

Estamos sinceramente agradecidos a todos los que aceptaron la iniciativa del Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin expuesta en la Cumbre del milenio de la ONU en septiembre del año pasado y ha venido a Moscú para participar en nuestro foro.

Debemos denotar con satisfacción el carácter representativo y amplio de la Conferencia. Participan en ella enviados de numerosos países, representantes de los órganos directivos de la ONU, de una serie de organizaciones internacionales, jefes de agencias espaciales, distinguidos diplomáticos, especialistas, científicos, cosmonautas, creadores de los equipos espaciales, hombres de negocios.

La Conferencia no es un foro de negociaciones. Pero tampoco es un evento puramente académico. Consideramos que sus participantes realizarán una discusión intensa y libre, una especie de "ataque de cerebros", la que podrá ayudar a comprender mejor la esencia de los problemas que preocupan a toda la comunidad internacional estimulando la búsqueda de soluciones.

Nuestro encuentro en Moscú es especialmente significativo. Tiene lugar ante el 40 aniversario del primer vuelo del hombre en el espacio. Se trata de un jubileo – un buen motivo para, no sólo echar una mirada atrás y ver el camino recorrido por las potencias espaciales, sino para meditar sobre los derroteros que deberá seguir la investigación y desarrollo técnico en la conquista del espacio, y qué tendencias prevalecerán en la política de los países que disponen de potencial espacial o que están interesados en su creación.

En su mensaje de saludo a los participantes de nuestra Conferencia el Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin indica que toda la experiencia internacional de actividad en el espacio confirma la necesidad de acercamientos cuidadosos y responsables en la explotación del espacio. Estamos obligados a preservar, mediante esfuerzos aunados, su carácter pacífico tanto para nosotros como para las futuras generaciones. Siendo pioneros en el espacio, Rusia ha hecho su elección a favor de un espacio sin armas. Ello ha sido confirmado hoy mismo por la declaración concreta del Presidente de Rusia sobre la disposición a pasar ya hoy y junto con otros países a los pasos prácticos en la elaboración de medidas destinadas a impedir la carrera armamentista en el espacio.

En efecto, hablando de las perspectivas espaciales para el siglo XXI, no podemos cerrar los ojos ante el que las posibilidades científico-tecnológicas de varios países se acercan en la actualidad a niveles que les permiten realizar programas militares de preparación de la realización de las "guerras estelares". No es preciso detenerse en los aspectos específicos de tales programas – estos son bien conocidos por los especialistas. Sólo quiero subrayar que Rusia no puede estar de acuerdo con los razonamientos de que las "guerras estelares", independientemente de cómo se argumente la necesidad de prepararse para ellas, son "fatalmente inevitables" supuestamente engendradas por el progreso tecnológico y por la lógica del desarrollo político del Mundo actual. Estamos convencidos de que las aspiraciones a ir hacia la llamada "weapon-ización" del espacio son incompatibles con la esencia del concepto de estabilidad estratégica. Su realización significaría no sólo una ampliación de las esferas de competencia militar, sino también un avance cualitativo considerable capaz de amenazar con consecuencias impredecibles.

Rusia dice hoy "no" a la colocación de armas en el espacio no sólo porque queremos evitar una nueva e inútil carrera tecnológico-militar. Tras sobrellevar el desgaste económico colosal de la "guerra fría" y la confrontación global, estamos en contra del regreso a los tiempos del desenfreno en la desviación de medios y recursos colosales para fines incompatibles con las necesidades reales de nuestro pueblo y de toda la humanidad.

Claro está que el espacio "militarizado" tendría razón de ser en la medida en que sirviera a los fines de mantenimiento y fortalecimiento de la estabilidad estratégica y se utilizara, ante todo, como instrumento para la disminución de los riesgos de una guerra nuclear, del control sobre el cumplimiento de los acuerdos en el campo del desarme y demás. Pero ello no significa que la actividad militar en el espacio deba apoyarse sobre una lógica de confrontación militar y de su uso con el fin de lograr superioridad militar en la Tierra.

¿Es realista hoy, en las condiciones actuales, la esperanza de una solución exitosa del problema de impedir la puesta de armas en el espacio? Para contestar a esa pregunta vamos a recordar que hasta durante el periodo de la confrontación entre Oriente y Occidente la comunidad internacional lograba alcanzar resultados importantes para frenar las tendencias más peligrosas de la militarización del espacio. Así el Tratado de 1963 prohibiendo las pruebas de armas nucleares en los tres medios impuso un "Veto" a tales pruebas en el espacio. El Tratado de 1967 sobre los principios de actividades de los Estados en la investigación en el espacio prohibió la colocación de todos los tipos de armamentos de exterminio masivo en el espacio y en los cuerpos celestes. Fue delimitada una importante esfera de prohibiciones en la Convención de 1977 sobre la prohibición del uso militar o de otra índole agresiva de los medios de influencia sobre el medio ambiente incluyendo el espacio.

Sigue cumpliendo una papel de importancia exclusiva el Tratado entre la URSS y los EE.UU. de 1972 sobre la limitación de los sistemas de defensa antimisiles. Las dos potencias se comprometieron en ese Tratado, en particular, a "no crear, no utilizar y no desplegar sistemas o componentes de la DAM... basados en el espacio", así como a "no crear obstáculos a los medios técnicos de control nacionales de la otra parte".

Son bien conocidas las iniciativas unilaterales de nuestro país. En 1983 nos comprometimos a no lanzar los primeros al espacio cualquier tipo de armas contra los satélites, o sea, introdujimos un moratorio unilateral a tales lanzamientos para todo el tiempo durante el cual otros Estados como los EE.UU. se abstuvieran de lanzar al espacio armas antisatélite de cualquier tipo.

De esa manera, gracias a los esfuerzos conjuntos y a la cordura hasta en aquellos años complicados se logró crear determinado sistema legal internacional, aunque sea imperfecto, que redujera considerablemente la esfera de posible utilización militar del espacio. Fueron introducidas normas que prohibían la colocación en el espacio de diversos tipos de armas (AEM y sistemas DAM), excluyendo de la esfera de actividades espaciales militares determinadas zonas (cuerpos celestes), que establecieran prohibiciones a la influencia enemistosa sobre el medio ambiente, así como que determinaran la procedencia de algunos tipos de actividades militares en el espacio, justificados desde el punto de vista de la proporción de una seguridad global. Otra cosa es que esas normas siguen dejando fuera de la esfera de limitaciones, de prohibiciones y de regulado un gran estrato de actividades militares espaciales, y ante todo las cuestiones de lanzamiento de armas al espacio, del uso de tales armas en el espacio y desde el espacio.

Claro está que las perspectivas de preservación del espacio extraterrestre de la colocación de cualquier tipo de armas, su mantenimiento abierto para las investigaciones no peligrosas y su aprovechamiento dependerán con mucho de qué tan activos y consecuentes sean los esfuerzos en esa dirección. Existen los ánimos correspondientes en esa dirección en la comunidad internacional. La Resolución de la Asamblea General de la ONU 55/32 "El impedimento de la carrera armamentista en el espacio extraterrestre" fue aprobada en noviembre del años pasado por 163 Estados. Nadie votó en contra. De ello se puede deducir que en el Mundo se ha formado de hecho un consenso respecto a esa tarea. Estamos convencidos de que ha madurado la necesidad de pasar esos ánimos políticos a un plano de un proceso de negociado multilateral. Rusia está dispuesta a iniciar las labores de negociado intensivo en la Conferencia sobre el Desarme en Ginebra.

Aprovecho la ocasión para intercambiar algunas ideas sobre los elementos básicos posibles de un acuerdo multilateral de prohibición de las armas espaciales. Opinamos que éste podría prever los siguientes conceptos:

- el uso del espacio de acuerdo con el derecho internacional y el interés en el mantenimiento de la paz y seguridad, del desarrollo de la colaboración internacional;

- comprometerse a no poner en órbita terrestre cualquier objeto con cualquier tipo de armas, no poner tales armas en los cuerpos celestes y no colocar tales armas en el espacio extraterrestre de cualquier otra forma;

- comprometerse a no recurrir al uso de la fuerza o a amenazar con su uso respecto a los objetivos espaciales;

- establecer un mecanismo de control del cumplimiento de los acuerdos basado en medidas de confianza y transparencia de las actividades espaciales, incluyendo la puesta a disposición con la debida antelación de la información sobre los lanzamientos de objetos espaciales, la visita de los lugares de lanzamiento de los objetos espaciales, y un régimen de consultas para la solución de las situaciones que carezcan de claridad y la creación del órgano internacional correspondiente para el funcionamiento de este mecanismo.

El tercer milenio, sin duda, abrirá nuevas posibilidades para el aprovechamiento del espacio, posiblemente impredecibles hasta para la más rica imaginación.

Quiero expresar mi firme convicción de que éstas serán realizadas para bien de la humanidad, de la seguridad internacional y la colaboración, en interés del desarrollo sostenido de toda la humanidad.

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